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reyNiles Novato
Reputacion: 1
Registrado: 03 Sep 2007 Ultima Visita: 12 Mar 2015 Mensajes: 205 Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana
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Publicado: Mar Abr 29, 2008 6:30 pm Asunto: EL HIJO DE LA BRUJA, LA TRAVESÍA DEL CAPITÁN SCOTT |
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(Una aclaración importante)
Ha pasado mucho desde la última vez que actualicé esta historia, muchos usuarios nuevos se han sumado y por eso, es preciso aclarar que este fic es el segundo de una serie que se inició con el retorno de la reina dulce y por eso, puede ser un poco confuso leerlo sin saber qué pasó en el primero.
Bien, ya conocen el dicho... no es que planeara hacer continuaciones, pero a veces las historias se continúan solas. ¿O sí pensaba? mmmh, ahora que lo pienso, algo sugerí al final... bueno, el caso es que aquí va, y va sobre aquella tierra polar desconocida de norte que mencioné... espero les guste.
Rey Niles
Aquí comienza:
El hijo de la bruja, La travesía del Capitán Scott
Capítulo 1: En la proa del Constelación
Brillaba el sol feliz en la proa del Constelación, brillaba feliz en respuesta la nave blanca y también sus tripulantes, pues aquella navegación silenciosa en mar abierto era lo más parecido a unas felices, felices vacaciones. La primavera llegaba a su fin, pronto en Cair Paravel una gran fiesta daría la bienvenida al verano, llegarían las fresas con crema y los dulces damascos, y sobre todo, los largos días de sol. Sobre la proa del Constelación, Susan sonrió. Era feliz.
Era el segundo año de su reinado junto a Niles, Helen y Hakim. Atrás quedaban sus años de soledad como un fantasma de invierno evaporándose al sol. Hoy volvía a reír con dulce risa, como en los años de dicha de su primer reinado junto a sus hermanos, pero más; porque la alegría que nace después de la tristeza suele ser más poderosa y sólida, ya que ha conocido la oscuridad y la ha vencido. Susan era tan dulce y gentil hoy como en aquellos días, y además se había vuelto una mujer valiente y decidida, sin perder su compasión ni su don de escuchar. En dos años muchas cosas habían pasado y todas exitosas: paz en el norte, al retirarse los gigantes de Harfang a sus propias tierras; paz en el sur, al fracasar la guerra civil del sobrino del rey de Archeland; y paz aún más al sur, ahora que Calormen era gobernada por un príncipe justo y fiel, que llevaba a su pueblo en paz y compasión (aunque el héroe absoluto de esa aventura fue el gran rey Hakim). Sus súbditos la adoraban, Narnia era otra vez la tierra feliz que siempre debe ser. Y encima, tenía otra razón para ser feliz: no estaba sola en la proa del Constelación.
Junto a ella estaba Niles, el gran rey Niles.
–¡Tanto tiempo en la proa, mi gran reina! –dijo Niles en broma– ¿Acaso estás planeando convertirte en mascarón?
–¿Yo mascarón? –se rió Susan– ¿Para qué? ¿Para que venga un pirata y me robe?
–¡Eso sí que nunca! –Niles fingió poner una voz terrible–. Pirata que se atreva a tocarte, y el mar será su tumba. Tendrán que partirme en cuarenta mil pedazos antes de tocarte.
–Te he dicho trescientas cuarenta y cinco mil setecientas treinta y ocho veces, que no digas frases tan exageradas –Susan siguió la chanza.
–Ya en serio, ¿que tanto haces aquí? –dijo Niles.
–¿Qué otra cosa en un día tan tranquilo? Sentir el viento en la cara, qué más –fue la respuesta.
Niles la abrazó por atrás cruzando sus brazos sobre su cintura, Susan se echó hacia atrás con languidez, rozando su barbilla con sus cabellos azabache. Decía Susan en broma que cuando Niles la abrazaba, le tapaba el viento. Se había vuelto un hombre tremendo, de espaldas anchas y brazos poderosos. El rey Niles puño de furia, le decían sus súbditos, debido a su poder y conocimiento de lucha (en gran parte gracias a los maestros que Aslan le llevó a conocer, pero esa, es otra historia), que bastantes veces debió aplicar por defender a sus súbditos. En toda Narnia contaban la historia del minotauro al que mató de un sólo puñetazo, historia que Niles trataba en vano de rectificar, aclarando que no fue un puñetazo, sino una carga Thai de rodilla.
Es que Niles no olvidaba quien era. No olvidaba quien fue, hasta hace poco; un escritor a quien nadie le publicaba un libro, un dibujante a quien nadie le publicaba una historieta, y cómo su deseperación lo llevó a cometer una locura. Si Aslan no le hubiera dado nueva vida, una segunda oportunidad, ¿Qué vida tendría? Trató de imaginarlo y se estremeció de temblor y gratitud.
–¿Qué tanto estás pensando? –preguntó Susan.
–Imagino mi vida sin ti, y sólo veo un infierno helado –respondió Niles.
–¡Ay Niles! ¡No soy tan buena! En serio –Susan se conmovió–, no soy tan buena.
Una ráfaga de viento cruzado detuvo al Constelación, Susan sintió el viento en la cara cerrando los ojos con deleite.
–Nada más te falta abrir los brazos en cruz, como en aquella película –bromeó Niles.
–¡Tonto! ¿No te acuerdas cómo terminó ese pobre barco? –Susan fingió enojarse.
–Bien, aquí no hay la menor chance de que nos pegue un iceberg –explicó Niles.
Bien lógico, Niles, te diría este escritor, pero lamentablemente, los tiempos tranquilos no hacen grandes historias. Su tiempo de paz en la proa del Constelación pudo durar mucho más, pero los vigías del barco, desde las torres, lanzaron grandes chillidos de simio.
–¡Un avión! –chilló el chimpancé que vigilaba a proa– ¡A estribor, un avión!
–¿Un avión? –exclamó Susan– ¡Pero si fundimos todo el arsenal del Rugiente!
–Pues ahí viene –dijo Niles, poniéndose en defensa casi sin pensar– se ve pequeño pero es muy rapid... ¡cúbrete, Susan!
¡¡BZZZOOOOMMMM!! Un pequeño aparato no más grande que un volantín pasó rozando las cabezas reales, y se las hubiera golpeado de no reaccionar. El insolente aparato volador se alejó en dirección babor tan veloz como había pasado.
–¡Loco! ¡Casi nos mata! –rugió Susan–. Si agarro al piloto voy a hacerle un corte marcial y... ¡abajo, Niles!
¡¡BZZZZOOOOOOOMMM!! Volvió a rozarlos el avión, pero esta vez, extrañamente, se curvó hacia arriba y pareció quedar quieto, antes de perder altura y, de nariz hacia el mar, caer como una hoja seca, girando sin control hasta golpear las aguas con tanta violencia que la cabina se desprendió y un cuerpecito pareció caer al mar.
–¡¡SOCORRO!! ¡¡AYUDA POR FAVOR!! –gritó la pequeña voz de una ardilla que desde las aguas, manoteaba con desesperación.
–¡Santo cielo! ¡Una ardillita! –gritó Susan–. Pensé que nos atacaba, pero la pobrecita luchaba por controlar su avión. ¡Marinos, acá, emergencia! ¡Criatura al agua! ¡¡EMERGENCIA!!
–No soportará mucho –pensó Niles trepando a la borda– las ardillas no pueden nadar en estas olas tan grandes, ¡voy por ella!
–¡Niles, espera! –rogó Susan– ¡Ya llamé a los marinos! ¡¡¡NIIILES!!!
Pero Niles no la oyó. Saltó desde la proa del Constelación a mar abierto, y nadó con todas sus fuerzas hacia la ardilla, que parecía patalear sus últimos alientos.
(continuará)
Última edición por reyNiles el Vie Mar 11, 2011 6:05 pm, editado 2 veces |
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**Lady Lyla** Portaestandarte
Reputacion: 5
Edad: 33 Registrado: 09 Ene 2008 Ultima Visita: 23 Jun 2011 Mensajes: 328 Ubicación: Europa... por ahora England
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reyNiles Novato
Reputacion: 1
Registrado: 03 Sep 2007 Ultima Visita: 12 Mar 2015 Mensajes: 205 Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana
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Publicado: Lun May 05, 2008 1:03 pm Asunto: |
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Querida Lady Lyla:
Me alegró muchísimo verte aquí. Te echaba de menos de mis posteos, si bien siempre estás por aquí. Me alegra que te guste, voy a tratar de actualizar más seguido.
cariños
Rey Niles |
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reyNiles Novato
Reputacion: 1
Registrado: 03 Sep 2007 Ultima Visita: 12 Mar 2015 Mensajes: 205 Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana
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Publicado: Lun May 05, 2008 9:34 pm Asunto: |
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oh bueno... aquí sigue.
(continuación)
Niles sintió el zarandeo de las olas que lo golpeaban de lado y lado, como golpean las olas en mar abierto, muy distinto de las playas. Aquí lo que se ven son grandes muros de agua que se arrojan sobre el nadador, y a veces lo levantan desde abajo y otras, tratan de engullirlo hacia el abismo como tentáculos de una bestia de las profundidades. Braceaba con todas sus fuerzas ignorando la mordida de hielo y sal, y la falta de aire cuando las olas lo tapaban. “Maldición –pensó furioso–, Susan tenía razón, como siempre. Estas olas golpean como puños de gorila”. Pero en ese mismo instante, imaginó esas mismas olas desde el cuerpecito de una ardilla, y renovó sus fuerzas pensando que la criaturita no resistiría mucho más. Apelando a toda su energía, braceó metros que le parecieron kilómetros, la ardillita, ya sin voz y sin aire, movía sus bracitos en un resignado esfuerzo final. Dando un manotazo desesperado, Niles la atrapó en su mano y, levantándola para dejarla respirar, respiró el mismo unos momentos antes de emprender el regreso. Ya desde la proa del Constelación, los monos marineros habían arrojado botes de rescate atados a la nave principal. “Mejor vuelvo antes que se arrojen al mar los centauros” –volvió a pensar. El regreso fue aún más duro, pues tenía que nadar con cuidado por la pequeña ardillita. Al tocar el primer bote de rescate la entregó en manos de un orangután marinero que extendió su larguísimo brazo.
–¡Rápido, al barco! –ordenó Niles depositando la ardilla en sus manos– ¡Tragó mucha agua y puede morir!
Los simios obedecieron remando hacia el Constelación mientras un fornido gorila joven jalaba al rey a la seguridad del bote. Se lanzaron escaleras de cuerda desde la borda y el orangután entregó la ardilla inconsciente con delicadeza. Niles saltó del bote con sus propias fuerzas y no dejó que nadie lo ayudara, pero al trepar, Susan le extendió un brazo y no se pudo negar. Ella lo jaló con mucha fuerza (también tuvo maestras que la entrenaron, pero esa también es otra historia), hacia la seguridad de la nave.
–¡Cuando vas a dejar de hacer esas tonterías! –lo regañó, más preocupada que enojada.
–Ojalá nunca –intervino Helen apareciendo desde atrás–, porque ese es su don.
Los marinos tenían a la ardillita acostada sobre una mesa, donde algunos iban a empezar a cargar sus manos sobre su pecho, cuando la reina Helen intervino con energía.
–¡Tengan cuidado! –ordenó– es una ardillita, no un centauro. No la vayan a reventar tratando de sacarle el agua.
Ella en persona, con dos dedos, cargó suavemente sobre el vientre de la ardilla expulsando el agua con delicadeza. La ardilla tosió, expulsó más agua, movió su nariz y se dio vuelta, aun inconsciente, pero respirando con suavidad.
–Sufrió un gran susto, la pobrecita –dijo Helen– ahora está bien. es mejor que duerma de costado, para que respire libre.
–Una invitada muy particular tenemos a bordo –habló Hakim, que venía de popa, con su particular sequedad de comentarios.
Mientras dormía, todos la pudieron ver bien. era una pequeña ardilla rojiza, similar a todas las ardillas rojizas que se ven en Narnia, aunque su vestuario era de lo más particular. Llevaba un gorrito con orejas y unos grandes anteojos sobre él, unos guantes gruesos de algo semejante al cuero y una chaquetita del mismo material, y una bufanda nada apropiada para el verano.
–Claramente, es una ardilla piloto –comentó Susan.
–Deberíamos saber de donde viene volando –aconsejó Hakim.
–Déjala dormir, necesita recuperarse –ordenó Helen con firmeza.
–¡UUF! –resopló Niles con energía–. La doctora tiene razón. Estuvo muy cerca. Esas olas estaban bravas.
–Entonces, deja de hacerte el Tarzán y descansa –le ordenó Susan con energía.
–¡Estoy bien! –reclamó Niles, pero ante la firmeza de Susan, decidió ceder–. De acuerdo, aquí estoy, okie dokie, ya me senté, ¿ves? estoy sentado. Luego me cambio la ropa. Ahora me vendría mejor un café.
–Aquí lo tiene, majestad –habló una joven fauna de voz maravillosa, llevándole una taza. Sorprendido, Niles miró a Susan, quien le devolvió una sonrisa cómplice que decía sin palabras. “te conozco demasiado bien”.
–¡Fiiiiuuu! Lo mejor de la paz con Calormen es el café –resopló Niles–. En Narnia no lo conocían ni de nombre. La única cosa que extrañaba de Inglaterra era este fuego amargo en las venas.
–Es un estimulante, así que no lo valores tanto –le respondió Helen.
–¡Au, doctora! –Niles puso voz de niño rogando–, ¡es la manía menos peligrosa que tengo!
–Eso es toda la verdad –opinó Susan. Pero luego, no queriendo amargar, abrazó a Niles por detrás. Sí se había enojado porque, muy en el fondo de su alma, aún rechazaba los conflictos y amaba la paz, aunque la gran lección desde su regreso era que no hay paz verdadera sin afrontar los peligros cuando estos se te vienen encima.
La ardilla seguía durmiendo con placidez. Mientras, Niles devoraba más que bebía su café, y la atención de Helen y Hakim se centraba sobre la rescatada.
–Aún opino –dijo Hakim– que debemos saber qué la trajo por aquí. ¿Y si tratamos de darle un poco de café?
–No y no. Que descanse hasta que se recobre bien –ordenó Helen.
Pero como si escuchara, la ardillita movió su hociquito, hizo bailar su nariz, agitó sus pelos, parpadeó un poco y saltó, sí saltó, girando su cabeza de lado a lado tan veloz que pareció que iba a salir volando como una hélice.
–¡Viento en contra! ¡Viento en contra! –gritó– ¡Levantar nariz! ¡Situar alerones! ¿Donde estoy? ¡Esto no es el país de Aslan! ¿Estoy viva? ¿Sí? ¿No? ¡Oh, es un barco! ¿Un barco? ¡Sí, un barco!
–¡Cálmate! –le rogó Susan, mareada ante tanta energía súbita–. Estás a salvo, bajo la protección de la Reina Susan de Narnia. Tu avión se estrelló en el mar y casi te ahogas, pero el rey Niles te rescató. Estás a bordo del Constelación, protegida por la corona.
–¿Puedes contar qué te pasó? –preguntó Hakim.
–Oh bien, es un tanto largo, sí muy largo –contestó la ardilla–. ¿Por donde empiezo? Oh sí, bien, ¡volaba desde el norte! muy, muy al norte, donde encontré puro hielo y nieve, ¡nieve! y entonces me agarró un viento cruzado, ¡uuuf! ¿saben lo que son los vientos cruzados? ¡Caramba, son muy desagradables! Vienen y van, vienen y van, te hacen girar como trompo, ¡sí, como trompo! las alas colapsan, los alerones no responden, ¡muy malos! ¡muy malos esos vientos cruzados! Y bueno, ¿qué iba diciendo? Ah sí, pues que me agarra este viento cruzado, me ahoga el avión y me caigo al mar y... ¡mi avión! ¡mi avión! ¿Qué pasó con mi avión? ¿donde está? ¿donde está? ¡Qué hicieron con mi avión!
(continuará) |
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Alambil,la sra. de la paz Portaestandarte
Reputacion: 3
Edad: 32 Registrado: 16 May 2007 Ultima Visita: 04 Jul 2011 Mensajes: 1341 Ubicación: Allí donde el Pasado será y el Futuro ya pasó.
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Publicado: Mie May 07, 2008 7:43 pm Asunto: |
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wow1!
dos historias al mismo tiempo...si ke eres bueno.
salu2 y bendiciones._________________ Bien sabía que algo inesperado podía ocurrir; así que ni esperanza de pasar sin que sucediera alguna terrible y temeraria aventura en los inmensos picos de estas montañas con sus solitarias cumbres y valles donde ningún rey reinaba. Por fin se encontraban atravesando un desfiladero angosto a una gran altura, bordeado por el más terrible precipicio cuyo fondo desaparecía en la neblina del valle. Allí pasaron la noche arropándose con un pedazo de cobija y titiritando de frío y pavor. (The Hobbit)
Si hay cosas buenas es porque Dios es La Bondad Absoluta. Si hay verdades es porque Dios es la Verdad Absoluta. Si hay belleza es porque Dios es la Belleza Absoluta.
Miembro Número 010 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS
I know that love is unconditional, but i also know that it can be unpredictable, unexpected, uncontrollable, unbearable and strangely easy to mistake for loathing, and...i think i love you. My heart...it feels like my chest can barely contain it, like it's trying to escape because it doesn't belong to me any more. It belongs to you. And if you wanted it, i'd wish for nothing in exchange - no fits, no goods, no demonstrations of devotion, nothing but knowing you loved me too; just your heart, in exchange for mine. (Yvaine)
www.facebook.com/BrielleBennet |
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reyNiles Novato
Reputacion: 1
Registrado: 03 Sep 2007 Ultima Visita: 12 Mar 2015 Mensajes: 205 Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana
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Publicado: Vie May 09, 2008 1:21 pm Asunto: |
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Querida Alambil:
Gracias como siempre por tu cariño, y agradecido de verte por aquí. No es que sea taaan bueno, es que tengo oficio, y eso se da practicando.
Cariños y muchas bendiciones
Rey Niles. |
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reyNiles Novato
Reputacion: 1
Registrado: 03 Sep 2007 Ultima Visita: 12 Mar 2015 Mensajes: 205 Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana
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Publicado: Vie May 09, 2008 1:22 pm Asunto: |
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Dejemos otro capítulo para no estar tan en deuda.
(continuación)
–Tranquila, está aquí. Lo traje conmigo –le respondió Niles mostrándole el aparato, que fácilmente pasaría por un avión de juguete.
–¡Mi avión, mi avioooón! –exclamó la ardilla abrazando con cariño el aparato–. Pensé que se destrozaba, ¡buuujuuu! Sí, que se destrozaba.
–Está muy bien construido –comentó el rey Hakim– de hecho flota muy bien. te habrías protegido adentro si el golpe no hubiera hecho saltar la cabina.
–¡Ah, esa cabina! –saltó la ardilla– ¡Tengo que pensar de inmediato en un seguro para cabinas! A ver, creo que un sello doble de goma, ¡no, eso no resultaría! Tal vez un locker de doble dormido, ¿pero si tengo que escapar rápido? Mmmh ¡esto es difícil!
–¿Así que tienes un avión? –se acercó preguntando el General Gor, que como todo el resto de los pasajeros del Constelación estaban pendientes de la ardilla– ¿De donde lo conseguiste, si todos fueron eliminados el día de la Gran Fundición?
–Ah bueno, pues esta belleza la construí yo misma –explicó la ardilla con orgullo–, y es muy superior a esos papalotes que los atacaron el día de la gran batalla. ¡Oh sí! Puede llegar a las trescientas millas por hora en día claro, con rendimiento de veinte horas de vuelo ininterrumpidas, ¡y lo estoy mejorando! Un motor limpio de pocas piezas móviles y eficiencia máxima, ¡ja, no tiene caballos de fuerza, tiene unicornios!
–Ja ja –resopló Bellaestela, poca gracia le hizo el chiste.
–Pues deberías saber que los gorilas no amamos los aviones –dijo el General Gor–, sobre todo cuando estamos en la punta de una torre.
–Y además –añadió el capitán Chim–, al construir una pieza de industria has pasado a llevar varias leyes y decretos reales.
–¡¡BUUUJUUUU!! ¡Mi avioncitooooo! ¡Me lo van a fundir! –estalló la ardillita en un llanto tremendo– ¡Con tanto amor lo construí! ¡Pieza a pieza, largos días, en la forja de los enanos del norte! ¡¡BUUUUJUUUU!!
–¡Cállense ustedes dos! –ordenó Susan a los simios con severidad– ¿No ven que la están asustando? Ya tranquila –acarició la cabecita de la ardilla–, nadie piensa fundir tu avión.
–¿En serio? ¿Lo puedo conservar? –se calmó la ardilla.
–Oh bien, hasta que se tome una decisión... –dijo el capitán Chim.
–¡¡¡BUUUUUUUUJUUUUUUUU!!!
–¡Cálmate por favor! –rogó Susan– ¡Y ustedes cállense de una vez! –le ordenó a los simios con más firmeza–. La decisión ya está tomada. Nadie tocará tus cosas. Son tuyas para usarlas con libertad. Nadie, y repito, nadie te las dañará ni confiscará bajo ninguna ley o decreto ¿está claro o hablé en la lengua de los tritones?
–Totalmente claro, majestad –dijeron todos.
–Y ahora, ardillita, toma aire y cuéntanos tu historia, con calma –le pidió Susan.
–¡Oh bien! Eso es lo que pensaba hacer desde el principio, ¿o era antes del principio? Bueno, como decía, venía volando desde el norte, desde bien el norte, donde vi asuntos que me parecieron muy graves, así que tomé unas cuantas fotografías para llevarlas a Cair Paravel…
–¿Cómo? ¿También tienes una cámara fotográfica? –se interesó Niles.
–¡¡¡BUUUUUUJUUUUUUU!!!
–¡Tranquila! –dijo Susan–, ya te dije que nadie va a tocar tus cosas. Muestra lo que tengas con libertad, te he dado mi palabra y se va a cumplir contra viento y marea.
–¡Ah perdón, me aloqué! –rió la ardilla–, pues, como decía, ¿qué decía? Ah, pues vi que la cosa ardía allá en el helado norte, ¿captaron eso? ¡La cosa arde allá en el hielo! Y entonces tomé mi cámara y saqué unas fotos para llevarlas allá a la corte, para que sus majestades tomaran una decisión sobre asuntos de mucha gravedad, ¡sí, mucha gravedad!
–¿Tienes ahí las fotos? –preguntó el rey Hakim.
–¡Oh, claro que sí, su morena majestad! ¡Siempre guardo las fotos en mi estuche especial de caucho y doble sellado! Las fotos son delicadas, ¡sí, delicadas! Y perderlas, ¡oh, perderlas! es perder un trozo de historia irrecuperable, ¿no están de acuerdo? –la ardilla respondió como ametralladora.
–Y a todo esto –intervino Helen–, ¿nos dices quien eres, para empezar a llamarte por tu nombre?
–Encantada, su muy rubia majestad –dijo la ardilla–. Soy la ardilla Vuelanubes, de las regiones del noreste, donde crecí como ardilla normal, ¡oh sí, muy normal! aunque siempre quise inventar y siempre quise volar, ¡ooooh volar! como las grandes águilas que desde sus firmes alas abarcan el mundo conocido y por conocer. ¡Ah, como quería volar a tierras nunca exploradas! Tal fue mi deseo y en la forja de los enanos del norte, en plena era de las industrias, un viejo enano muy amable me aceptó como aprendiz. ¿Han sabido de eso? Enanos que aceptan una ardilla como aprendiz de forja, pues bueno, era muy amable, y yo fui buena aprendiz. ¡Que bonito fue eso! Todo el día ¡tin-tin! ¡tin-tin! dándole duro al martillo y el yunque, fundiendo, taladrando y doblando el metal, estudiando las propiedades de las cosas y la manera de usarlas. ¡Días bonitos, aquellos! Luego, alcancé maestría en metalurgia y motores, en mecánica, electricidad y artes afines…
–¿Y qué pasó entonces? –quiso saber Susan.
–Bien, cosas grandiosas pasaron, muy grandiosas, se nos dijo que retornaban los grandes reyes de aquel lugar extraño, lo que nos llenó de alegría, pero se nos dijo también que las industrias se cerraban, ¡sí, se cerraban! Y eso nos entristeció, pues nuestra vida era construir cosas cada vez mejores. Pero bueno, nos llegaron esas órdenes, y el anciano enano jefe del taller nos habló así: “ya saben las noticias: Narnia vuelve a ser una tierra de magia, todas las industrias se cierran. Sin embargo, creo con mi corazón que las cosas buenas deben conservarse. Acataremos la orden real, pero conservaremos los planos y las herramientas, así como las máquinas. Seré yo y sólo yo responsable por esta decisión. Si la Gran Reina tiene el corazón que yo creo, entenderá mis razones” –contó la ardilla.
–¡Vaya! ¡Así que el decreto real les cerró el taller! –Susan sintió a pesar suyo un viento de culpa soplándole el rostro.
–Entonces, como había concentrado todos mis esfuerzos en mi gran sueño –mi avioncito– decidí cumplir el sueño que me quedaba: recorrer este mundo. Así fue como me hice al aire –como otros se hacen a la mar– honrando mi nombre de Vuelanubes. ¡Y por cierto, que hermosas son las nubes de cerca! ¿Las han visto alguna vez? –la ardilla se veía muy contenta relatando toda esa historia, sin mostrar ningún pesar por las cosas perdidas.
–Así que una ardilla aventurera, ¡genial! –celebró Niles.
–Y ciertamente, su intrépida majestad, he visto más tierras y lugares que la mayoría de los narnianos –la ardillita no disimuló orgullo–, y salvo las regiones de Bajotierra, donde un avión no serviría (pero estoy trabajando en un topo mecánico) me precio de conocer muy bien este mundo. Así pues, venía de explorar las regiones heladas del norte, una gran extensión de hielo como no tienen ustedes idea, cuando vi cosas tan serias, pero tan violentamente serias, que tomé esas fotos y me dije: Vuelanubes, si eres narniana de corazón, busca a los reyes y muéstrales lo que has visto. ¡Que todo el reino puede estar en inminente, inminente peligro!
(continuará) |
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**Lady Lyla** Portaestandarte
Reputacion: 5
Edad: 33 Registrado: 09 Ene 2008 Ultima Visita: 23 Jun 2011 Mensajes: 328 Ubicación: Europa... por ahora England
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reyNiles Novato
Reputacion: 1
Registrado: 03 Sep 2007 Ultima Visita: 12 Mar 2015 Mensajes: 205 Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana
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Publicado: Lun May 12, 2008 11:44 am Asunto: |
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De acuerdo, linda. Haré lo que pueda.
cariños
Rey Niles |
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Alambil,la sra. de la paz Portaestandarte
Reputacion: 3
Edad: 32 Registrado: 16 May 2007 Ultima Visita: 04 Jul 2011 Mensajes: 1341 Ubicación: Allí donde el Pasado será y el Futuro ya pasó.
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Publicado: Mar May 13, 2008 6:18 pm Asunto: |
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Ke buen capitulo...me encantó eso de ¡¡¡BUUUUUUUU!!!
me reí bastante _________________ Bien sabía que algo inesperado podía ocurrir; así que ni esperanza de pasar sin que sucediera alguna terrible y temeraria aventura en los inmensos picos de estas montañas con sus solitarias cumbres y valles donde ningún rey reinaba. Por fin se encontraban atravesando un desfiladero angosto a una gran altura, bordeado por el más terrible precipicio cuyo fondo desaparecía en la neblina del valle. Allí pasaron la noche arropándose con un pedazo de cobija y titiritando de frío y pavor. (The Hobbit)
Si hay cosas buenas es porque Dios es La Bondad Absoluta. Si hay verdades es porque Dios es la Verdad Absoluta. Si hay belleza es porque Dios es la Belleza Absoluta.
Miembro Número 010 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS
I know that love is unconditional, but i also know that it can be unpredictable, unexpected, uncontrollable, unbearable and strangely easy to mistake for loathing, and...i think i love you. My heart...it feels like my chest can barely contain it, like it's trying to escape because it doesn't belong to me any more. It belongs to you. And if you wanted it, i'd wish for nothing in exchange - no fits, no goods, no demonstrations of devotion, nothing but knowing you loved me too; just your heart, in exchange for mine. (Yvaine)
www.facebook.com/BrielleBennet |
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reyNiles Novato
Reputacion: 1
Registrado: 03 Sep 2007 Ultima Visita: 12 Mar 2015 Mensajes: 205 Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana
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Publicado: Jue May 15, 2008 3:50 pm Asunto: |
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¡¡¡BUUUUUUUJUUUUUUUU!!!
Pues sí, Alambil, imagínate que te fundan las cosas que construiste con tanto amor y cariño.... por suerte para la ardillita la reina Susan tiene corazón de miel y oro.
Ya luego otro capítulo, cariños.
Rey Niles |
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reyNiles Novato
Reputacion: 1
Registrado: 03 Sep 2007 Ultima Visita: 12 Mar 2015 Mensajes: 205 Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana
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Publicado: Jue May 15, 2008 4:14 pm Asunto: |
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Aquì està, otro poquito.
(continuación)
Mientras Vuelanubes descansaba de hablar, (y la verdad las ardillas descansan muy, muy poco), Hakim decidió echar una mirada rápida a las fotografías, que no eran tantas, poniendo una cara cada vez más seria a medida que pasaba las fotos. Helen lo vio y se preocupó, conocía muy bien los sutiles cambios de ánimo de su ahora esposo, y la profundidad de emoción que ocultaba bajo su aparente frío sarcasmo. Y su mirada decía ahora que el problema era muy grave.
–¿Hace cuanto tomaste estas fotografías? –le preguntó con seriedad a la ardilla.
–Pues si mi calenda-cronómetro está bien afinado –respondió Vuelanubes sacando una especie de insólito reloj lleno de manecillas y números diversos–, fue hace dos días, cuatro horas, dieciocho minutos y treinta y tres segun…
–¡No tan exacto, amiguita! –la interrumpió–. Sólo dime qué pasaba exactamente, cuando tomaste esta en especial –Hakim señaló una foto llena de puntos negros y masas blancas que parecían revueltas por una licuadora.
–¡Uuuuh, pues eso era una guerra la mar de terrible! –contestó la ardilla– sonaban disparos y estallaban bombas con tanta fuerza que debí volar alto para estar a salvo, si no, fotos mejores habría tomado.
–Dijiste una guerra, ¿cierto? –preguntó Susan.
–Me lamento que sí, su azabache majestad –suspiró como suspiran las ardillitas que traen malas noticias.
Hakim revisó otra foto. En ella los puntos negros y las masas blancas parecían marchar hacia la costa.
–Así es, morena majestad –Vuelanubes se adelantó a responder ante la observación de Hakim–. Marchan hacia la costa en ordenadas filas, cada quien por su lado.
–Triste sin duda –opinó Niles–, pero si somos pragmáticos, su guerra está lejos de aquí, o eso parece.
–Eso parecería, valerosa majestad, si no fuera por la última foto que saqué, esta que tengo aquí –dijo Vuelanubes, desenrollando un papel de su bolsillo para ponerlo al alcance de Niles.
Niles observó la foto unos instantes, se puso pálido y exclamó, algo enojado:
–¡Pero criatura! ¿Por qué no nos mostraste esto en primer lugar?
(continuará) |
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reyNiles Novato
Reputacion: 1
Registrado: 03 Sep 2007 Ultima Visita: 12 Mar 2015 Mensajes: 205 Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana
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Publicado: Dom Jul 27, 2008 6:05 pm Asunto: |
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Otro trocito de esta aventura, nada más por deporte.
(continuación)
–Esto ¿qué? –preguntó Susan con seriedad– ¿Qué hay en la foto?
–Velo tú misma –respondió Niles alcanzándole la foto. En ella una flota de barcos de guerra zarpaban de la costa hacia el sur.
–Exacto. Una flota de barcos de guerra hacia el sur, ¡y ese sur significa nosotros! –rugió Niles–. Y no dos tres o cuatro, sino una flota. ¡Debiste empezar por allí, ardillita!
–¡Pero yo nada más contestaba sus preguntas, majestades! –rezongó Vuelanubes.
–Ya tranquila, nadie te está regañando –intervino Susan–, ya mucho hiciste al traernos esta noticia. Ahora hay que actuar. Debemos prepararnos para lo que sea que venga desde allá. ¡Capitán! –lanzó un firme grito hacia el castillo de nave– ¡Proa a Cair Paravel a todo viento! ¡Hay que llegar antes del atardecer! –luego se dirigió hacia sus compañeros reyes–, no quiero que cunda el miedo, pero deben enviarse halcones con mensajes al General Castor y General Jumento.
–Majestad, yo llegaré antes que cualquier halcón –interrumpió Vuelanubes.
–¡De ninguna manera! –ordenó Helen severa–, te tienes que recuperar, y además no sabes en qué estado quedó tu avión. Tú descansa y que los halcones hagan el trabajo.
–¡Pero Gran Rein…! –alegó la ardillita.
–Ya habló la Reina Helen –dijo Susan–, y las reinas no se contradicen. Obedece y descansa.
El Constelación dirigió proa hacia Cair Paravel dejando de lado la plácida navegación por la urgencia de guerra. El puente se volvió un hormiguero de marinos en acción yendo de aquí para allá mientras Susan, presa de una vaga inquietud, se dirigió a estribor sintiéndose un tanto rara, como con algo en la garganta que quería salir.
–¿Susan? ¿Estás bien? –siguiendo su instinto, Niles la siguió y la abrazó por atrás, muy preocupado.
–¡Sí! Digo no… digo, ¡ay, para qué te miento! –respondió Susan–. Me dio una cosa desagradable en el estómago, no sé qué nombre ponerle.
–¡Mi amor! –exclamó Niles– ¡Es normal, a nadie le gusta oír noticias de invasores y guerras! Ahora hazme caso tú a mí: ve a la cabina de popa y descansa, si hay algo que ordenar, yo ordeno. ¿quieres?
–Como digas. Después de todo –Susan sonrió coqueta–, tú eres mi rey.
Pero entonces la sonrisa se fue de su cara, y todo el barco gritó al mismo tiempo, al ver una sombra aterradora, que tapó el sol con su tamaño, emerger desde estribor dando un rugido estremecedor. El mar se sacudió ante el terrible rugido, pero para empeorar todo, entre el bramido se escuchó claramente un par de vocecitas agudas chillando con desesperación:
–¡¡AUXILIOOOO!! ¡¡SÁLVENOS POR PIEDAD!!
–¡Maldita sea! –bramó Niles poniéndose delante de Susan– ¡Lo último que quería ver en Narnia eran OSOS POLARES! |
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**Lady Lyla** Portaestandarte
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Edad: 33 Registrado: 09 Ene 2008 Ultima Visita: 23 Jun 2011 Mensajes: 328 Ubicación: Europa... por ahora England
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FerMix Portaestandarte
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