Narnia > Foros

NarniaticO · Publicado: Mie Jun 08, 2011 10:31 pm **Asunto**:

Oh, gracias chicos. Me agrada que les gustara... Avergonzado

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El gran invierno a caido
Con su potente rugido,
Al sacudir su melena
la primavera llega...
Las Cronicas de Narnia en Espanol

Miembro Número 047 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS.
Narnia Quiz Result: As Puddleglum the marshwiggle, you are very much pessimistic and paranoid! However, you're respected and trusted, and have a heart of gold.

Visita mi fanfic de Susan Pevensie: Mi Vida Después De Sus Muertes

LucyLuciana · Publicado: Mie Jun 15, 2011 3:33 pm **Asunto**: GENIAL, ESPERO EL PROXIMO...

ERES UNA GENIA =D> nunca vi a alguien con tanto cerebro...ENSERIO....ERES UNICA. Espero el proximo baby XD ok, sigue escribiendo SUPER :D

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Este es mi hogar
Ahora estoy
Finalmente donde
debo estar. ♪♥♪

NarniaticO · Publicado: Mie Jun 15, 2011 5:33 pm **Asunto**: Re: GENIAL, ESPERO EL PROXIMO...

_Narnia_ · Publicado: Mie Jun 22, 2011 6:58 pm **Asunto**:

:D me encanto!!! soy nueva y acabo de nterminar de leerla y me encantoi!!! continuala porque no creo que aqui allla terminado ¿o si?

polly plumer · Publicado: Mie Jul 20, 2011 12:43 pm **Asunto**:

me enamore de la historia es muy hermosa y triste
sos una escritora nata espero que continues
no termina ahi ¿no?

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Tenía un carácter endemoniado. Pero era una mujer divina, señor, una mujer divina."
narnia,narnia,la tierra en donde todo puede suceder

NarniaticO · Publicado: Jue Jul 21, 2011 8:30 am **Asunto**:

Susan seguía dando amplios pasos de superación desde que salió del psiquiatra que la ayudo a conllevar la perdida de su familia. En gran medida eso era gracias a sus amigos. Iban diariamente a su casa, la ayudaban a hacer compras y luego todos juntos hacían platos deliciosos, también comían todos juntos. Thomas, Giulianna, Susan y Peter conformaban un grupo muy carismático.
Uno de esos fatídicos pero inolvidables días, un sábado para ser mas exactos, mientras Susan y los chicos paseaban en el mall comprando productos para preparar un delicioso “Sunday roast” encontraron a Sebástian, quién andaba con una bolsa de fideos en una mano y un paquete de galletas de agua en la otra. Susan lo presentó al grupo como un gran amigo de su infancia que volvió a encontrar en los últimos días.
—¿Qué estas haciendo aquí? —preguntó Susan, interesadísima.
—Solo haciendo unas compras para mi mamá —respondió él, con timidez—, ¿Y ustedes?
—¿Qué sucede? —le preguntó Thomas.
—Jaja, nada. Estoy un poco disgustado porque me han mandado a hacer las compras de mi propio veneno —Giulianna lo miro asustada— Me refiero a que, es para preparar algo que odio. No que mis padres quieren envenenarme —dijo riendo discretamente—, aunque es posible.
—¿Y por que no vienes a comer con nosotros a casa de Susan? —propuso ella—. Vamos a preparar un Sunday roast —dijo encantada.
—Si, es perfecto —dijo Peter, quien no había pronunciado palabra hasta entonces, intentando persuadir a Sebástian—. Así nos conocemos mas ¿No te parece?
—No quiero arruinarles el plan —respondió avergonzado, se puso colorado bajo la cabeza, fingiendo sentirse muy atraído hacia la pulsera que Susan llevaba en la muñeca— ¿Qué crees? —dijo, como pidiendo la opinión de Susan.
—Me sentaría genial que un amigo como tú sea amigo de mis otros amigos.
—Ok, dejemos de decir la palabra “Amigos” —bromeó Giulianna.
—Ven con nosotros —le dijo Thomas, con amigable firmeza.
Sebástian no se rehusó más.
Toda la tarde fue fantástica, nunca la habían pasado mejor, cualquiera que viera a los cinco juntos pensaría que eran amigos de toda la vida. Susan cocinaba todo junto con Giulianna. Thomas y Sebástian preparaban una especie de picnic en el jardín trasero de la casa a esperas de la comida mientras Peter les alcanzaba lo necesario a las cocineras y a ellos.
Peter comentaba en la cocina sobre lo bien que se llevaban Thomas y Sebástian…
—Giuli —dijo en son de broma—. ¿Podría considerarse competencia?
—¡No seas tonto, Phyllis! —respondió ella. Giulianna sabía muy bien como incomodar a Peter, y era diciéndole así. Susan se lo había contado todo durante los días que Giulianna la visitaba en el psiquiátrico.
—No comiences con eso tontita, tengo pimienta. — Esa era la manera en que él la molestaba a ella. Giuli siempre cargaba gas pimienta en la cartera por miedo a que le roben o peor.
—Shut up —contestó— ayúdanos a llevar todo al jardín, pequeño holgazán. Los tres rieron.
No faltaba más para ser una conmovedora familia.
Todos le ayudaron a limpiar una vez terminado el almuerzo y fueron retirándose poco a poco hacia sus respectivas casas para atender a sus familias. Sebástian se mantuvo mas tiempo con ella ordenando los detalles mas mínimos.
—Yo también tengo que reportarme en casa siquiera una hora, si quieres puedo regresar mas tarde. —propuso.
—Por favor, no quiero estar sola. Dormiré unas horitas —dijo y le mostro un truco para entrar en la casa sin necesidad de llave, unos de los vidrios de la ventana siguiente a la puerta podía moverse y por ahí meter la mano para jalar el pestillo.
—Ya entendí, nos vemos luego —se despidió.
Susan sonreía sin darse cuenta, la había pasado tan bien y había reído tanto. Cansada, se dispuso a entrar en su habitación, cambiarse de ropa y descansar el cuerpo por unas horas.

Mientras dormía sintió una leve brisa recorrer su pecho y luego un hincón en el mismo. Le parecía haber tenido algo en la cabeza pero se desvaneció para dar paso a un sueño diferente, uno particularmente distinto a los que había tenido antes. Todo oscureció en el y vio una luz tenue reflejando personas y objetos a mas de tres metros de donde se veía parada. Vio a un armario en primer plano. Momentos después pareció que el suelo se movía debajo de sus pies, haciendo a que el armario la traspasara como a un fantasma para dar paso a tres siluetas. Un joven alto y dos cuerpos más bajos que ella, uno de ellos parecía el de una niña adolescente. Por un momento pareció distinguir a esas personas pero luego sucedió lo mismo que con el ropero, pasaron a través de ella como si estuvieran en una plataforma automática que avanzaba y ella igualmente pero en sentido contrario.
Luego vio a un león hablando entre una multitud de siluetas de personas, animales y semi-humanos que aplaudían en lo que parecía ser un gran salón, también la atravesaron. Distinguió, una vez desaparecidos esos seres, a una joven discutiendo con los que eran, sin duda alguna, las tres siluetas que vio al principio. Observó en la joven su propio eufórico rostro gritando como una loca y como un tren pasaba por encima de los otros tres cuerpos y su otra ella caía al suelo desmayada. Desaparecieron esas imágenes del mismo modo que las anteriores y todo volvió a tornarse oscuro, aunque parecería extraño le dio calma esa oscuridad. Pues siquiera ya no veía las imágenes que la aterrorizaban.
Pero la calma no duro mucho, el lugar se emblanqueció en un paisaje totalmente vacio. Lejos vislumbró a un hombre de unos cuarenta y cinco años que miraba en dirección contraria a ella, Susan se preguntó que miraría. Su pregunta se respondió por si sola cuando vio a una niña jugando sola, era… no podía ser cierto, era mucho mas pequeña… pero era idéntica, era una Lucy a la edad de ocho años. Susan se acercó corriendo hacia la niña ellos esta vez no se acercaban sino se alejaban. El hombre tomó a la niña con brusquedad y esta se sobresaltó. Susan, que corría en su ayuda, cayó al suelo boca arriba y con la cabeza en dirección a la joven Lucy y el hombre mayor. Notó como el hombre sostuvo a la niña entre los brazos con mirada obscena. De pronto la niña se convirtió en líquido rojo, espesa sangre. El hombre volteo a ver a Susan tirada en el suelo y la sangre empezó a extenderse como un mar y a acercarse a Susan, esta intentó patalear y gritar pero fue en vano, su cuerpo no parecía responder, seguía tumbada en el suelo mientras el mar rojo la empezaba a ahogar.

Fuera del sueño de Susan, Sebástian llegó a casa de su amiga, escuchó gritos y golpes desesperados provenientes del interior, lo cual lo sacó de sus casillas.
—¡Susan! ¡¿Qué pasaaa?!
—¡¡Ahhhhh!! ¡Noo! —escuchó entre los gritos.
—Susan, déjame entrar —gritaba perturbado mientras la gente que caminaba por las calles volteaba a ver que sucedía. Intentaba romper la puerta, pues la desesperación no le permitía seguir los pasos que Susan le había indicado horas atrás para ingresar. —Déjame ayudarte. —Al fin la puerta se abrió después de tantos golpes, Sebástian corrió directamente al cuarto de Susan. Ella se encontraba en la cama, completamente sudada y aferrándose con fuerza del colchón mientras gritaba desesperada con los ojos cerrados, seguía soñando, estaba atrapada dentro de su pesadilla.

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_Narnia_ · Publicado: Jue Jul 21, 2011 4:34 pm **Asunto**:

que le pasara a Susan?? me encanto el capitulo!!!!! siguelo please!!!

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''creer para ver''

''Leemos para no sentirnos solos''

''Si huyes de esto, huiras de todas las batallas que tengas que librar durante tu vida. ¡Es ahora o nunca!''

NarniaticO · Publicado: Vie Jul 22, 2011 6:50 pm **Asunto**:

—¡Susan despierta! —gritaba Sebástian, sacudiéndola— Susan, solo es un sueño. Tú puedes controlarlo. Ella tenía la cabeza pegada a la almohada y parecía estar intentando despertar por todos los medios. De pronto, pegó un grito sordo con la boca cerrada y con mucha rapidez levantó su cuerpo, sentándose, pero sus ojos también permanecían cerrados.
Los gritos cesaron para dar paso a gemidos. Susan abrió los ojos con miedo, asegurándose que ya no estaba dentro de la pesadilla. Al ver la habitación se aferró a lo que vio mas cerca, Sebástian.
—¿Qué demonios fue eso? —preguntó el muchacho, asustado. Susan lo soltó y lo miró a los ojos, aun jadeando.
—Una pesadilla. Todo fue mi culpa, no debí volver a usar esto. —dijo quitándose una pulsera de la muñeca, Sebas vio que era la misma que le había visto mas temprano en el mall.
—¿Qué tiene que ver eso?
—Era de mi hermana, Lucy —decía Susan, como si hubiera corrido kilómetros.
—¿Y?
—Cada vez que lo uso me trae las pesadillas mas horribles. Pensé que ya no pasaría pero me equivoque.
Sebástian se levantó y fue por agua. Cuando se la dio a Susan y la vio beber del vaso volvió a sentarse.
—¿Te puedo preguntar algo incomodo?
—Adelante.
—¿Cómo superaste todo eso? —preguntó Sebástian—. Quiero decir lo de tu familia.
—No tienes idea.
Susan le contó cuan difícil fue tener que reconocer sus cuerpos muertos; como se había estado negando a si misma la muerte de sus padres durante el campamento, sobre las horripilantes pesadillas y hasta un poco de las sesiones con el terapista.
—¿ Te receto unas píldoras que te ayudarían a superar todo y eliminar esa historia “fantasiosa”? —preguntó— ¿A que te refieres con historia fantasiosa?
—Si te lo contara dirías que si es bastante fantasiosa y además no me creerías.
—Nada pierdes intentando, tengo una mente bastante abierta al mundo y sus locuras.
Esas palabras le hicieron le recordar a un viejo hombre, un hombre que sabía de Narnia y la había visto nacer mediante el canto de un león.
—Dudó por un segundo, pero luego se decidió a decírselo.
Comenzó a contarle las aventuras que vivió en ese lugar insólito. Ese lugar que significaba tranquilidad, paz y alegría. Mientras Susan narraba con tanto entusiasmo Sebástian la miraba con increíble atención, como si su mente y la de Susan estuvieran volando de la mano hacia un mundo fantástico, hacia un mundo llamado Narnia. Sentía como si un tren hubiera llegado y se lo hubiera llevado a un lugar donde parecía que podía ser feliz por toda una eternidad.
—Wow… Debo estar demente —dijo él, cuando Susan al fin calló—. Es difícil de explicar por qué pero te creo. —ambos tenían lagrimas en los ojos, lagrimas de alegría— te creo. —repitió al mismo tiempo que ambos reían en complicidad.
—Así es como funciona Narnia, no es algo que se explique con palabras es algo que se siente.
—Es como si no solo tus palabras me hubieran convencido sido también la emoción con que me cuentas lo sucedido.
—Mi psiquiatra no habría estado de acuerdo contigo. —explicó Susan.
—¿Cómo así?
—Al principio me siguió la corriente como si realmente creyera que lo que le decía fuera real —explicó Susan—, pero en las últimas sesiones que tuvimos me dijo que debía aceptar que Narnia era una invención. Una invención creada para que el dolor que sentí cuando murieron mis padres fuera menos intenso y los recuerdos más imborrables.
Sebástian no pronunció palabra.
—Esas pastillas siempre funcionan —dijo Susan señalando una tira de tabletas— y ayudan a la gente a ver la realidad poco a poco y conmigo no pudieron eliminar a Narnia, ni a Aslan.
—Lo imagino.
—¿Y sabes por que no lo eliminaron? —siguió Susan, sintiendo en el corazón se le salía por la boca del júbilo— porque no son un invento, son la realidad y estoy cien por ciento convencida de eso. —aclaró riendo de satisfacción y un poco agitada por la excitación que daba pensar en Narnia.
—Es… fantástico. —declaró Sebástian.
—Claro que ahora solo tengo recuerdos, ya que estoy sola.
—Estabas.
—Me refería en mi fe por Narnia, todos los que sabían de ella ya no están conmigo.
—Yo también me refería a eso. Ahora se de Narnia y puedes convencerte de que creo en ella.
Susan le sonrió satisfecha.
—Hay una gran diferencia entre sentirse solo y estarlo. Tienes a todos estos maravillosos amigos y me tienes a mí. —le resaltó, lo único que Susan hizo fue mirarlo a los ojos por unos segundos y luego bajo la mirada, muy seria. Parecía creer totalmente lo que le decía pero había una parte de ella que se preguntaba si podía haber causado eso en una persona—. Se que te sientes sola pero no lo estas.

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Santiago_Pevensie · Publicado: Sab Jul 23, 2011 10:50 am **Asunto**:

Wow!! Me gustó mucho este capitulo, que mal que no le creian, solo 1 le cree, ojala y Susan tenga toda la confianza en el porque parece que verdaderamente le cree! Continúa amigo, ya no puedo esperar para el otro!! Sonrisa

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Aquamar · Publicado: Mie Jul 27, 2011 10:32 am **Asunto**:

NarniaticO me encnataaaa, siguelaaa

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Que no se apague en mi esa llama que una vez encendiste
Gracias DIOS por todo lo que has echo en mi, y por darme hermosos dones y llenarme de tu espíritu, por que ahora se que jamas dejare de creer en Ti
*Pick the star on the dark orizon and follow the light*

Click aqui para ver el texto completo

_Narnia_ · Publicado: Mie Jul 27, 2011 8:17 pm **Asunto**:

me encanto me encanto lo tienes que continuar!!! Aplausos

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polly plumer · Publicado: Jue Ago 11, 2011 9:26 am **Asunto**:

buenissimoo seguilo

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NarniaticO · Publicado: Mie Sep 28, 2011 9:26 pm **Asunto**:

Perdonen si no continuo pero estoy inmerso avanzando en partes mas adelantadas al siguiente capitulo, para no perder la inspiración. Pero mejor avanzar cosa que así mas adelante los capítulos serán posteados mas seguido, sin que tengan que esperar tanto.

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Santiago_Pevensie · Publicado: Sab Oct 01, 2011 12:19 pm **Asunto**:

Ok amigo, vamos a estar esperando!! Sonrisa

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NarniaticO · Publicado: Mar Oct 04, 2011 12:40 pm **Asunto**:

El tiempo había pasado alucinantemente rápido. Todos se preguntaban como había corrido el tiempo así. Esos años habían sido magníficos y llenos de alegría. Susan tenía un increíble novio, profesional e inteligente, al igual que ella. Sus mejores amigos: Thomas, Giulianna y Sebástian habían salido adelante, con casi todos sus sueños hechos realidad. Y no solo eso, ahora ella tenía una nueva y mucho más grande casa —la cual compartía con su pareja—, con un gran jardín trasero y muchos espacios amplios.
Había tenido planes de llevar algo de su niñez a su nueva casa, ese algo era el viejo armario del anciano Kirke. Lamentablemente el ahora difunto Digory, había vendido su mansión con todo lo que ésta tenía dentro, lo cual le imposibilitaba llevarse el armario.
Este año se cumplían 10 años exactos de la muerte de su familia. Y Peter, su novio, tenía la idea de que lo único que podía alterar a su novia era una fecha tan resaltante. Sin embargo esto no era lo único, Peter conocía la posición de Sebástian respecto al “cuento de Narnia” y quería cambiarla. Esa misma tarde, antes de ir al cementerio lo hablaría.

—Mira, Sebás. Puedes ser el mejor amigo de Susan pero la amistad no te da el derecho de seguirle la corriente. No se si la idea de que ella piense en Narnia como algo real sea buena o mala, pero si es mala lo que menos necesito es a alguien incitándola a creer en ello.
—¿Cuantas veces vamos a discutir esto? —respondió Sebástian, algo ofendido y perturbado —. Yo le creo, Susan no se inventaría algo así. Lo que siempre a necesitado es alguien que la apoye no alguien que crea que esta chiflada y menos si es su propio novio.
Thomas y Giulianna miraban preocupados la escena sin mencionar palabra, sabían que se estarían metiendo en la boca del lobo si lo hiciesen.
—¡Yo si quiero lo mejor para ella! ¡Por eso mismo quiero que le dejes de decir que le crees y hables con ella de eso con tanta naturalidad! Crees que porque nosotros aceptamos tu condición de gay con naturalidad, le debes el mismo favor. ¡Eso es insano!
—¡No me hables así, idiota! Eso no tiene nada que ver.
—¡Basta! Peter, no te atrevas a volver insultarlo así —le gritó Giulianna. Peter la miro sorprendido, sin entender. Un minuto después entendió.
—No, Sebás —le dijo acercándose a él, sosteniendo la cabeza Sebástian entre sus manos— Amigo, sabes que no me referiría nunca a algo así. Quise decir que tal vez te sentías agradecido de que no seamos neandertales y te entendamos y me refería a que el hecho de que le sigas la corriente a Susan, eso es lo insano. No que...
—Ya lo sé —respondió—. Esto no puede seguir así, ¿sabes? —dijo soltándose y tirándose el cabello para atrás como símbolo de cansancio—. Tienes que darle una oportunidad de escucharla. Son diez años de relación y sigues pensando lo mismo.
—Yo tampoco creo totalmente en lo que Susan dice, pero no creo que sea malo permitirle creer en Narnia. —opinó Thomas— Digo, todos tenemos derecho a creer en lo que queramos.
—No si eso afecta a la persona —refutó Peter.
—¡No le afecta! Gracias a eso y a mi apoyó ha estado lidiando mejor con la perdida de los Pevensie —dijo Sebástian.
—¿Quieres decir que yo no la he apoyado?
—Perdón por ser tan sincero, pero no lo haz hecho de la manera que ella desearía.
Peter golpeó la mesa con impaciencia y salió de la habitación, furioso. No quería seguir discutiendo con Sebástian, pues se había vuelto su mejor amigo pero que nadie entendiese su punto no podía llegar a ser más irritante.
Susan oía todo detrás de una de las tantas puertas, pero no le afecto. Ella sabía que éste tipo de discusiones eran frecuentes, tanto así que ya se había acostumbrado.
Llegó el día, hacía exactamente diez años, sus padres y hermanos habían dejado de existir como ella sabía. Peter tenía la corazonada de que Susan podría sufrir un ataque de nervios en el cementerio, pues ya era una década de la ausencia de los demás Pevensie.
Dean, el oficial que le había dado la noticia de la muerte de sus familiares y que la apoyo económica y moralmente durante estos diez años, esperaba en la puerta del camposanto —desde donde se podían ver las sepulturas de los familiares de Susan— cuando Susan llegó. Se saludaron como un padre e hija lo harían. Susan volteo su cabeza hacia el auto de donde acababa de bajar y encontró los sorprendidos rostros de Giulianna, Sebástian, Thomas y Peter. Todos miraban a través de ella. Susan giro su cabeza 180 grados para sorprenderse más que sus amigos. Alrededor de treinta personas esperaban paradas alrededor de las sepulturas de los Pevensie, entre ellos 10 periodistas con grandes cámaras. Y micrófonos.
—¿Qué demonios…? —decía Susan mientras avanzaba hacia ellos con paso acelerado. Sus amigos corrieron tras de ella.
—¿Qué hacen ustedes aquí? —preguntó, esperando una respuesta.
—Susan —Peter la había tomado del brazo, tratando de evitar cualquier escándalo.
—Tranquilo, estoy bien. —y efectivamente parecía estar bien.
—Ya han pasado diez años desde el terrible y trágico accidente de trenes de Londres. Usted como “la más afectada familiar”, que nos puede decir. ¿Cómo logró superar una perdida tan grande? Perder a toda su familia debió haber causado un shock muy significativo en su persona. —comentaba un hombre, con un micrófono negro. Cuando paró de hablar puso éste muy cerca de la boca de Susan, mientras un hombre movía su gran cámara hacia Susan. Los demás periodistas esperaban ansiosos, unos con micrófonos cerca a Susan, otros con unas especies de caseteras, otros tomando fotografías.
—Fue un camino muy largo para mí, y también muy difícil… Pero agradecería que respeten la memoria de mi familia y se retiraran —dijo Susan. El hombre ya habría la boca para preguntar de nuevo, cuando Peter llegó con unos siete hombres de seguridad que pidieron a los periodistas irse. Susan no había siquiera notado que Peter se fue pero le agradeció porque su rápido acto funcionó. Los reporteros se vieron forzados a dejar el lugar y la visita al cementerio continuó, ahora en perfil bajo.

A un poco más de un kilómetro un anciano hombre yacía sentado en un gran, viejo y polvoriento sillón, separando cartas y viendo una diminuta televisión en blanco y negro, en su pequeña casa. Una lámpara que parecía ser una antigüedad posaba en una corta mesita donde el anciano había puesto un cofre, con cartas en su interior. El hombre se distrajo de su tarea cuando escuchó un nombre muy familiar en la ridículamente pequeña televisión.
—¿Susan Pevensie? —repitió el hombre— Debe ser ella —dijo sacando una carta desgastada del cofre— ¿pero cómo localizarla?
—Reportando en vivo. Susan Pevensie “la más afectada familiar” llegó a su predio en “…”. El accidente de trenes que le arrebató a su familia entera sucedió hace diez años en… —decía la televisión.
—Puedo ir hasta su casa —se decía el viejo cartero— Ésta muchacha estará muy alegre de saber que tengo la carta que su hermana le escribió el mismo día de su muerte.

Giulianna y Thomas se besuqueaban la cara en la sala de estar de la casa de Susan. Mientras Sebástian, Susan y Peter hablaban sentados en la barra del pequeño bar que tenían.
—Es incomodo estar viendo cómo se babosean la cara —explicó Sebástian.
—Pues no mires —dijo Giulianna mientras le sacaba la lengua.
—No es en serio, chicos. ¿Tienen cuantos años de casados, tres? Y siguen con lo mismo —dijo Susan.
—Esa es la prueba de lo que un buen matrimonio significa.
El timbre sonó con fuerza varias veces. Peter se dirigió a la puerta principal.
—Peter, cuidado. No dejes entrar a ningún periodista.
—¿Qué desea? —escucharon decir a Peter.
—Susan Pevensie. ¿Ella vive aquí? —preguntó una voz débil.
—Si ¿Necesita algo de ella?
—No —dijo con tono ofendido el hombre— Yo diría, que ella necesita algo de mí, algo que tengo aquí. —abrió un viejo cofre. De éste sacó una carta, enseñándole el nombre del receptor a Peter y volviendo a guardar la carta. Peter lo miró, atónito.
—Pase —dijo Peter, sin aliento.
Todas las personas que estaban en la sala de estar se pusieron de pie al ver al hombre adentrándose.
—¿Quién es usted? —preguntó Susan— ¿Es cartero, verdad? —dijo al ver su desarreglado uniforme.
—Sí, tengo aquí algo que creo que le pertenece.
—¿Qué cosa?
—Sé que el hecho de que haga esto después de diez años es muy extraño, pero en fin… Una niña me dio esta carta hace exactamente diez años —relató el cartero—. Recuerdo que venía muy exhausta y aparentemente escribió la carta con mucha rapidez.
—¿Qué niña? —preguntó Susan y el hombre pareció dudar pero luego dijo: “Lucy Pevensie”.
Por un segundo Giulianna pensó ver una expresión terrible en la cara de Susan, una expresión que le recordaba a la Susan que tuvo que ir al psiquiatra para sobrellevar su situación.
—¿Con que derecho me escondió esta carta tantos años? —alzó la voz, Susan, arrebatando la carta de la mano del anciano.
—Señora, no tenía destinatario —decía rápidamente el cartero, tratando de que Susan no se alterase, pues parecía peligrosa—. La niña debió haberse olvidado de…
—¡NO TENIA DERECHO! —gritó interrumpiendo, mientras su furiosa y temblorosa mano se dirigía, colérica, hacia la mejilla del viejo hombre.
—Susan, ¡NO! —la detuvo Thomas, a tiempo — Cálmate, no fue su culpa.
—¡NO TENIA DERECHO!, ¡No eia dereioo! —forcejeaba y lloraba en los brazos de Thomas.

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